space #1 - gallery
espaivisor – Galería Visor presenta, el trabajo de la artista argentina Graciela Carnevale (Marcos Juárez,-Rosario, 1942). Esta muestra reúne algunos de los proyectos más representativos de sus primeros trabajos centrados alrededor de Encierro y Tucumán Arde. Es un verdadero placer para nosotros poder mostrar esta exposición en nuestro espacio, tanto por la predisposición de Graciela a la hora de trabajar en la exposición, como por su generosidad en el momento de seleccionar y mostrar los materiales y documentos de su archivo que componen la muestra. Obras que podrían hacer referencia a la actual situación socioeconómica de nuestro país.
Graciela Carnevale estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario, donde fue docente titular desde l984 hasta 2008. Gracias a una beca del Fondo Nacional de las Artes residió en Bueno Aires durante 1966, en plena efervescencia del Di Tella. De regreso a Rosario, comenzó a producir y participar del movimiento de jóvenes artistas, que durante 1967 y 1968 irrumpe en la escena artística de Rosario y Buenos Aires, realizando una serie de pronunciamientos y acciones de ruptura con el campo artístico, como resultado de un proceso de radicalización y politización que culminó con Tucumán Arde.
También participó en el Ciclo de Arte Experimental con “Encierro”. Acción que reflexiona sobre la violencia, asumiéndola como material de la propia obra.
Tucumán Arde consistió en una acción grupal de contra-información y denuncia de la situación de crisis que vivía Tucumán, donde se enuncian los postulados de un arte y estética revolucionarios, concibiendo el arte como una intervención transformadora de la realidad. Posteriormente, los artistas que participaron en Tucumán Arde abandonaron el campo del arte, asumiendo mayoritariamente una práctica política.
En 1994, retomó la producción plástica con obras que reflexionan acerca del tiempo, de la posibilidad de ver, de dudas y certezas, de ciertas incomodidades.
Carnevale concibe la práctica artística como una forma de decir, de pensar el mundo e intervenir la realidad. En definitiva, como una praxis en permanente tensión entre ese pasado de tanta intensidad y este presente de tanta incertidumbre.
Durante mucho tiempo ha guardado documentos y construido un archivo focalizado en el Grupo de Artistas de Vanguardia, pensando el archivo como un espacio de diálogo y debate, abierto a múltiples interpretaciones y lecturas. En los últimos años, ha sido convocada a mostrar el archivo en diversas oportunidades, y a organizar exposiciones de algunos participantes de dicho grupo. Actualmente está realizando la catalogación y digitalización del archivo.
En 2003, junto con Mauro Machado organiza "El Levante ", iniciativa que propone la creación de un espacio de reflexión crítica de la práctica artística contemporánea a partir de un taller de análisis y confrontación de obra, un programa de residencias e intercambios y un Espacio de muestras y debates, que hoy ha adoptado una dinámica diferente, articulando prácticas heterogéneas en base a proyectos temporales. Actualmente, El Levante desarrolla sus actividades proponiendo experiencias de residencias y edición, con la intención de producir pensamiento crítico desde la práctica, buscando formatos y estrategias flexibles para reaccionar en un contexto en permanente cambio. En este proyecto editorial, concebido desde una perspectiva experimental, las residencias tienen lugar como seminarios, talleres o laboratorios, constituyendo momentos de intercambio de conocimientos y de producción colectiva, concebidos como una instancia creativa de intensa relación con otros.
Por último, destacar que Carnevale también participa de la Red de Conceptualismos del Sur.
Algunas interrogaciones sobre el archivo.
Intento abordar este relato sobre el archivo desde mi experiencia como una de los participantes del Grupo de Artistas de Vanguardia de Rosario. Contar qué significa hoy haber participado de estos hechos y cómo se constituyen en una experiencia significativa que de alguna manera contamina mis conceptos sobre arte y vida en el presente.
Durante mucho tiempo guardé los documentos del Grupo junto a otros que fui reuniendo a lo largo de todos estos años. Comencé a juntar artículos y notas de diarios y revistas de manera espontánea, buscando, quizás inconscientemente, una reafirmación de los hechos en los que estaba participando como integrante del Grupo de Arte de Vanguardia de Rosario.
Guardé material de las primeras exhibiciones en conjunto, de los primeros pasos en común, los comentarios de las primeras muestras individuales, de las exposiciones colectivas que fueron el germen del grupo que a fines del ‘67 adoptaría una nueva dinámica al conformarse orgánicamente y asumir sus miembros diferentes responsabilidades y tareas. Me propusieron ser la responsable de prensa y de llevar el registro de las acciones del grupo. Así, azarosamente, como parte de un mandato grupal, acepté y me involucré en preservar la memoria de ese recorrido.
Por otro parte esta compilación de documentos tiene otra vertiente, el aporte de Carlos Militello, que entonces participaba como fotógrafo del grupo. Él realizó muchos de los registros fotográficos que cuenta el archivo y guardó cuidadosamente los negativos que quedaron en su poder, circunstancia que permitió conservar intacto este material.
Así se fue preservando un conjunto de publicaciones, artículos periodísticos y fotografías que se amplió aún después de Tucumán Arde y ya disuelto el grupo. Material que en determinado momento del recorrido dejó de tener sentido cuando las preocupaciones pasaron de la práctica artística al campo político.
Durante la última dictadura, cuando muchos se vieron impelidos a deshacerse de sus libros y vaciaron sus bibliotecas, enterraron documentos o quemaron papeles, Carlos y yo seguimos guardando los documentos que configuran la historia de este Grupo.
Fueron años difíciles.
La inquietud por no comprometer y exponer a otros en un momento en que el grupo hacía mucho que había dejado de existir hizo que en varias circunstancias me viera forzada a adoptar ciertos criterios de preservación ya no de documentos sino por el contrario de personas aunque eso significara destruir documentos. El criterio que finalmente adopté fue el de preservar sólo aquello que había tenido estado público. Preservé lo que había sido público y destruí, entre otras cosas, el cuaderno de registro de reuniones donde muchas veces aparecían las voces de los protagonistas, debates y discusiones que habían tenido lugar en el interior del grupo o a partir de alguna correspondencia.
En algún otro momento, destruí ciertos textos que tenían que ver con la práctica con el debate de ideas acerca del arte cuando consideré que la producción artística ya no tenía sentido para mí.
Guardé estos documentos como parte de una memoria personal, de un momento de vida ligado a fuertes lazos afectivos. El archivo formado por estas dos vertientes se convirtió casi en el único registro que documenta el recorrido del grupo. Grupo que para mí fue particularmente significativo porque mucho de lo que soy, lo que pienso, tiene que ver con esa experiencia que fue tan movilizadora, que me hizo crecer y percibir la realidad de otra manera, donde encontré mis afectos, personas muy queridas y entrañables amigos.
Por mucho tiempo el archivo no interesó nadie.
Es recién con el advenimiento de la democracia en 1983 cuando empieza a manifestarse algún interés en conocer esta experiencia.
El archivo nos habla de las tensiones que se generaron en los 60 entre arte y política y las formas que adquirieron esas prácticas. Nos permite pensar estas producciones desde los diversos posicionamientos y cuestionamientos que estas prácticas involucraron cuando la radicalización de las obras fue acompañando nuestra propia radicalización y puso en cuestión las formas de hacer arte y de hacer política.
Estos documentos adquieren un sentido cuando se los comienzan a visitar, a ser mirados por otros que quieren “saber” de un período que había sido silenciado y del cual quedaban pocos datos o pruebas. Es en este momento cuando cobran entidad de archivo.
Resguardar un material que fue producto de una acción grupal significó un compromiso.
Situarme en el lugar de una de los protagonistas y de haber preservado y construido el archivo se constituye en una condición de responsabilidad.
Visibilizar el lugar desde el que hablo niega el lugar de neutralidad.
Asumir este lugar hace posible otras visiones y vivencias, y también provoca contradicciones y conflictos.
¿Qué es un archivo? ¿Cuándo se completa? ¿Cómo y desde dónde se interroga? ¿Qué sentido tiene mostrar o publicar un archivo?
El relato de cómo se creó el archivo sitúa su existencia en un tiempo concreto y singular. Cómo mostrarlo nos enfrenta a decisiones e interrogantes difíciles de responder.
¿Cómo aproximarnos a estos documentos?
¿Cómo mostrar este conjunto de imágenes y palabras para que no queden cristalizados, despojados de la energía vital y revulsiva que tuvieron en su origen?
¿Cómo pensar los hechos?
¿Cómo acercarnos a las preocupaciones, dudas y búsquedas que nos atravesaban?
¿Qué rescatamos?, ¿qué recordamos?
Diferentes aproximaciones, diferentes perspectivas, diferentes lecturas.
Visibilidad e invisibilidad tensadas por las relaciones de poder.
La Historia, las otras historias.
Los relatos canónicos y los otros.
¿Cómo hablar? ¿Cómo mostrar?
En estos últimos años he sido convocada a presentar el archivo en numerosos eventos y circunstancias. Cada experiencia de mostrar el archivo me sitúa ante un desafío diferente. Qué mostrar, cómo y dónde, son preguntas que activan reflexiones e interrogantes que cambian según el contexto en que tengan lugar.
El montaje es significante y en ese sentido puede posibilitar preguntas o presentarse como un modelo histórico y universal que genere nuevos estereotipos.
Mostrar el archivo es una forma de compartir y de hacer conocer prácticas, experiencias y recorridos que nos marcaron muy profundamente. Cada presentación es una situación de aprendizaje, de comunicación, de intercambio, un espacio para dialogar, escuchar a otros y hablar acerca de las preocupaciones e interrogantes que nos atraviesan.
Mostrar el archivo es un desafío que tiene que ver con las preguntas que nos hacemos desde nuestras propias prácticas al concebir la relación con el otro no desde el lugar del saber sino del de la duda y los interrogantes, del intercambio y el diálogo.
¿Cómo dar cuenta del proceso que culmina en Tucumán Arde?
¿Cómo dar cuenta del después?
Preguntas en relación al qué y al cómo mostrar o hablar de estas prácticas derivan necesariamente hacia interrogantes que tienen que ver con la ética.
En estas búsquedas y cuestionamientos se toma conciencia de que el más mínimo gesto o corrimiento es significante, cada presentación deviene así en un ejercicio de reflexión crítica.
Mostrar Tucumán Arde y el recorrido del Grupo de Artistas de Vanguardia es forzosamente una interpretación, es apropiarse de estas acciones e insertarlas en un nuevo escenario. Es una traducción.
¿Cómo devolverle al archivo su carácter colectivo?
¿Cómo dar lugar a la vivencia?
¿Cómo mostrar el proceso de radicalización política y estética que transcurrió el grupo, que llevó a articular teoría y práctica en la búsqueda de un concepto diferente de arte y de artista?
¿Cómo hacer para que las estrategias y tácticas expositivas operen los mismos conceptos que se trabajan en las obras o por el contrario los pongan en cuestión?
¿Cómo mostrar obras que han sido producidas para otros contextos y otros momentos históricos?
Concibo el archivo como un espacio de reflexión, de diálogo y de debate abierto a múltiples interpretaciones y lecturas. Lo pienso en proceso como algo incompleto que se sigue nutriendo de nuevas experiencias en el presente vividas hacia afuera de los modos dominantes de subjetivación.
Al hacer conocer estas experiencias y volverlas visibles corremos el riesgo de que sean despojadas de sus implicancias contextuales y tiendan a aparecer como hechos autónomos y despolitizados.
¿Cómo hacer para que esta tensión se mantenga y sea productiva y no sea absorbida por la institución?
En la escena del arte contemporáneo el archivo deja de ser una explicación de la obra para ser obra en sí mismo. Al presentar las evidencias de primera mano de una práctica ocurrida en otro momento se convierte en un nuevo hecho que se aleja de la representación y actúa como herramienta de conocimiento y disparador de memoria.
El museo privilegia el dispositivo exposición y sostiene e impone un modelo de muestra y de montaje que coloniza y borra toda particularidad. Frente a una escena artística que señala como único lugar posible el museo y como único modo un formato establecido, presentar un tipo de experiencias que han ocurrido por fuera del museo creo que abre perspectivas para pensar el arte desde otras coordenadas que desbordan el cubo blanco y la trama de bienales y premios para imaginar la práctica artística en un campo más vasto de relaciones atravesado por búsquedas que se abren a otras disciplinas. Se hace necesario pensar otro tipo de institución, otro concepto de museo, pensar otras formas de mostrar que construyan otro público y que se aleje de los formatos hegemónicos.
Pienso que mostrar el archivo posibilita conocer una experiencia, “compartir un capital” para que otros se lo apropien y lo puedan transformar y volverlo operativo. Permite establecer genealogías con acontecimientos actuales y líneas de pensamiento e investigación que intentan pensar el arte y el lugar del artista desde otras concepciones, más allá de los paradigmas que nos impone el mercado que restringe las modificaciones que produce el arte solamente a la esfera del arte. Recupera estas prácticas como posibilitadoras de nuevos debates sobre el sentido y la función del arte al rescatar el valor crítico de la práctica artística como herramienta para construir procesos de subjetivación y comunicación y de intervención activa en lo social.
Hoy puedo concebir el archivo como una construcción o una producción que forma un continuo con mi propio recorrido y creo que esto ha sido posible desde que comenzamos con otros artistas y compañeros un proyecto que me sitúa nuevamente en una propuesta grupal, con una intención de incidir en el medio, producir pensamiento y reflexión crítica desde nuestro propio lugar.
Creo que sin esta plataforma grupal que es El Levante no podría haber sostenido la demanda que ha tenido el archivo.
Graciela Carnevale, Abril 2008
EDITION
ESPAIVISOR GALLERY
VALENCIA, SPAIN, OCTOBER, 2012 - 2014
MIRA BERNABEU
Edition espaivisor
This edition reproduces part of the archive of Graciela Carnevale (Rosario, Argentina, 1942), one of the most significant holdings of documents in Latin America. Among other material, the archive contains documents on the artistic vanguard in Argentina in the 1960s, one of the paradigms of conceptual and political art and a benchmark for activist practices today. This archive interconnects art and politics in the late 1960s and 70s, a time of upheaval in the cultural, social and political order in Argentina as a result of the military coup led by General Onganía. At once it also resonates with a whole period of struggle and military dictatorships in many other Latin American countries.
For decades these materials had remained as part of Carnevale’s private personal history, and it was only from the 1990s onwards that they became the subject of collective interest and took on the entity of an archive.
Created and preserved by the artist herself, this archive eschews the conventional canons of classifying an artwork. Unlike the majority of proposals presented within this kind of context, this project does not have a single individual focus, but an evident intention to raise funds in order to socialise and lend greater visibility to these documents.
This edition includes almost the entirety of the documents presented by Carnevale in her exhibition held at espaivisor gallery (Valencia, Spain, 4 October – 24 November 2012). It consists of high quality reproductions of the documents from her archive using different techniques that ensure a faithful imitation of the colours, sizes, defects and qualities of the originals. Both the photographs as well as all the documents in this edition have been made with paper and materials of the highest standards of quality and durability.
To get to the stage of presenting this proposal, there was a prior task of convincing the artist, who finally agreed to create an edition (5 + 2 AP) to be exhibited and commercialised. This will allow the original archive to continue to be preserved by the artist, who has expressed a desire for it to remain permanently in Rosario (Argentina), the city where it came into being, with a view to its future institutionalisation. The profit obtained from commercialising this edition will be set aside for classifying and digitalising the whole archive, as well as to search for a definitive location to house it, where it can be socialised and open to the public.
The edition is made up of a large case which in turn contains four smaller boxes: Tucumán Arde; Itinerario 1967 -1968; Ciclo de Arte Experimental (Rosario, 1968); and Años 1970 - 1975. Each of the boxes is subdivided into various folders containing the documents comprising the overall archive (263 documents).
There are various ways of presenting this edition of the archive. A focus on the distribution of the four boxes and their respective folders would emphasis the chronological order and show the group’s process of radicalisation and politicisation, the theoretical and contextual milieu that led to Tucumán Arde, the disbanding of the group, and the subsequent positions adopted by the members. The viewer can learn about the group’s trajectory, its actions and members, the artistic projects of each individual before the group formed, and the later consequences and the context in which it came together. Likewise, it should be underlined that there are other ways of organising and exhibiting the archive, throwing a spotlight on other types of relationships that explore different areas of research and critical curatorial theses.
Context
In late 1965, the Grupo de Arte de Vanguardia de Rosario, of which Graciela Carnevale was a member almost from the outset, carried out a series of collective actions and public position-taking. Two years later, the group had gained in cohesion and was widely recognised as one of the most dynamic experiences in experimental art in Argentina. In 1968 it instigated Ciclo de Arte Experimental, a series of experimental practices outside institutional art spaces, starting off in a hall loaned by an advertising agency, and then in a store at a shopping center. The Instituto Di Tella in Buenos Aires gave them a subsidy that was then rejected and returned after an action called the Assault of the Conference by Romero Brest. Every fortnight one of the members of Grupo de Arte de Vanguardia presented an experimental proposal within the series. One of the final three presentations was Encierro (Confinement) by Graciela Carnevale, which was perhaps one of the most radical proposals among the group’s many anti-formalist and anti-institutional ruptures as it used violence as its raw material. These and other actions led to the collective realisation of the protest and counter-information work called Tucumán Arde (Tucumán is Burning). A benchmark in the history of art in Argentina, its fusion of art and politics marked a turning point. As such, Encierro and Tucumán Arde are part of the same itinerary, or of the same process of radicalisation and politicisation.
It should also be underscored that Tucuman Arde was a collective undertaking, and in no case an individual project by Graciela Carnevale. It involved a group of around thirty artists and collaborators from Rosario and Buenos Aires, working together to expose the conditions of exploitation, expropriation and impoverishment in this province of Argentina as a result of the neoliberal policies implemented by the military government. Graciela Carnevale played an active role in the realisation of the proposal, grounded in an analysis of the power of the mass media and the dematerialisation of the aesthetic object, with a view to unmasking the country’s social situation, focusing specifically on the province of Tucumán. The resulting exhibition from this media work was held at the branch of the CGT trade union in Rosario and then in Buenos Aires, where it was closed by the public authorities, which led to the subsequent disbanding of the group. After these events, Carnevale started to save and classify all the ensuing visual and written documentation on what had happened before, during and after the joint action and the subsequent exhibition of Tucumán Arde.
What is being presented on this occasion is part of the archive that one of the members of this group brought together, stored and safeguarded during highly fraught times, politically speaking. As such, what we are dealing with here is Graciela Carnevale Archive.
ABOUT CONFINEMENT, 1968
ESPAIVISOR GALLERY - GRACIELA CARNEVALE
As part of the Ciclo de Arte Experimental, Graciela Carnevale carried out Encierro (Confinement) in October 1968. Invitations were handed out and a notice was placed in the newspaper inviting people to the opening of a new action in the series, at a unit in a shopping centre which the artists from Grupo de Arte de Vanguardia had rented for that purpose. Once a good number of people had turned up, Carnevale left the unit and locked the only door into it with a padlock. The audience had been taken prisoner without warning. The spectators were thus turned into actors of the work who would have to fight to free themselves and to break the window in order to escape, thus exercising another act of violence. However, it was actually a person on the outside who broke the window once the tension inside the unit created by the situation was becoming untenable. After this the police arrived and shut down the gallery.
In late 1965, the Grupo de Arte de Vanguardia from Rosario, of which Graciela Carnevale was a member almost from the outset, carried out a series of collective actions and public position-taking. Two years later, the group had gained in cohesion and was widely recognised as one of the most dynamic experiences in experimental art in Argentina. In 1968 it instigated Ciclo de Arte Experimental, a series of experimental practices outside institutional art spaces, starting off in a hall loaned by an advertising agency, and then in a rented unit in a shopping centre in the centre of the city. The Instituto Di Tella de Buenos Aires gave them a subsidy which was rejected and returned after an action known as Storming the Conference by Romero Brest, director of the institute. Every fortnight one of the members of Grupo de Arte de Vanguardia presented an experimental proposal within the ongoing series of experimental practices. One of the final three presentations was Encierro (Confinement) by Graciela Carnevale, which was perhaps one of the most radical proposals among the group’s many anti-formalist and anti-institutional ruptures. Using violence as artistic material, these and other actions led to the collective realisation of the protest and counter-information against the policies implemented by the military government in the province in the north of Argentina, called Tucumán Arde (Tucumán is Burning). A benchmark in the history of art in Argentina, it marked a turning point in the conventional forms of conceiving the relationship between art and politics and which set in place new ways of interacting between art practice and political practice. As such, Encierro and Tucumán Arde are part of the same itinerary, or of the same process of radicalisation and politicisation.
The edition of Encierro consists in a copy of the original negatives of Carlos Militello’s photographic recording of the action in 1968.
Context
Graciela Carnevale was a member of the Grupo de Arte de Vanguardia de Rosario, a collective that created a complete upheaval in the local art scene from 1965 until it disbanded in 1969. These artists from Buenos Aires and Rosario organised the now legendary artistic and political action Tucumán Arde. Their objective was to sound out the limits of their own methods and forms of artistic practice in order to transform reality subverting “statu quo”. Since the 1990s, Carnevale has been working again as art producer. She also taught at the Universidad Nacional de Rosario (Argentina) for more than 25 years till very recently when she retired.
The work consists of first preparing a totally empty room, with totally empty walls. One of the walls, which was made of glass, had to be covered in order to achieve a suitably neutral space for the work to take place. In this room the participating audience, which has come together by chance for the opening, has been locked in. The door has been hermetically closed without the audience being aware of it. She has taken prisoners. The point is to allow people to enter and to prevent them from leaving. Here the work comes into being and these people are the actors. There is no possibility of escape, in fact the spectators have no choice; they are obliged, violently, to participate. Their positive or negative reaction is always a form of participation. With the action Encierro, Carnevale sought to unleash a liberating violence in response to the violence of the dictatorial regime by exercising herself a violence obliging the audience to act abandoning a passive attitude as a metaphor for the opposing forces in the capitalist system along the lines of Franz Fanon’s book “The Wretched of the Earth”, which was read assiduously by that generation. The action ended abruptly when the police intervened.