
space #1 - gallery
JOXERRA MELGUIZO
NORAEZEAN
En mi anterior exposición en Visor “desmedidas . (realidad o ficción)”, nos encontrábamos con una estancia poblada de metros de carpintero, sobre los que se proyectaban paisajes naturales. Posteriormente “Vestido de lenguaje” nos muestra al artista desnudo “vestido”, “protegido” bajo una vestimenta de papel, junto a una pila de libros, adoptando posturas con referencia a la estatuaria grecorromana. El cuerpo “vestido” de lenguaje, palabra y pensamiento. En “saber estar”, durante 2 años realicé una “peregrinaje” por los “templos del arte contemporáneo”. El artista aparecía encapuchado delante de los equipamientos culturales. Había cierta ironía (como en casi todas las piezas que realizo) en ese “saber estar”, en esa necesidad de “figurar”, en esta “cultura de la presencia”. ¿Si no estas, no eres?
En el año 2009 realicé “Auctòritas (Landscape)”, muestra en la que la idea de autoridad está presente pero desde la ausencia del artista. Hay una “desaparición” del autor en cuanto a presencia física, en relación a trabajos anteriores, sin embargo está presente bajo una mirada que observa el paisaje a través de la Hª del Arte. Más que una desaparición del sujeto-autor habría que hablar de una especie de descomposición de esa misma figura en vectores que forman el sistema del arte. En el subtítulo “Landscape” habría un doble tratamiento autoridad y paisaje. Por otra parte había un “traslado” de parte del taller, a la galería. Ante la “incapacidad” de cerrar ciertas piezas acabé trasladando la mesa de trabajo.
Durante años he grabado y documentado una serie de acciones, montajes, instantes… con una necesidad de “guardar” el proceso de trabajo, el propio proceso de trabajo como idea (Coetzee en “Diario de un mal año” escribe: “… una de las consecuencias de envejecer es que uno ya no tiene necesidad del objeto en sí, que le basta con la idea del objeto…”). No necesito tanto la “culminación” de la obra, como el desarrollo del proyecto. No necesito subir a la montaña, llegar a la cumbre y colocar la pica, como deambular, vagar , errar por el bosque, o andar por líneas fronterizas. En italiano se dice “andare a zonzo”, que vendría a ser algo así como “perder el tiempo vagando sin objetivo”. En euskera decimos NORAEZEAN, “andar sin rumbo, sin objetivo, a la deriva”, a lo que yo añadiría, “andar en la duda”. Dicha “duda” puede ser la causante de la “imposibilidad” que tengo de “cerrar” ciertas piezas, y de la necesidad de “recuperarlas” de algún modo una y otra vez.
Todos estos “vagabundeos” durante los últimos 9 años han dado como resultado el video “Noraezean”. Me interesa la idea de paisaje como construcción cultural, estética y política. Hay un interés `por marcar y desvelar determinadas huellas que se hallan presentes en nuestra manera de mirarlo. El paisaje se confiere en texto, en espacio autobiográfico, más que en espacio físico. En el mismo, aparecen las marca fronterizas, (línea de acotación-meta del deseo), que lo acotan, le pone nombre, asigna a sus habitantes unas huellas. A cada lado de la frontera la institución arte despliega el mapa de sus territorios, sus museos forman parte de su paisaje.
GUILLEM BAYO
A DISCRECIÓN
En colaboración con Trayecto Galería, Vitoria-Gasteiz.
Acaba usted de dar la vuelta al mantelillo.
Es obvio que aquí no está el menú. Y que lo anterior no lo era tampoco. Lo que está al otro lado de este papel, por si no lo ha reconocido, es una Ouija. A mí personalmente, me dan muy mal rollo estas cosas. Esta Ouija es una pieza de Guillem Bayo. Queremos saber más cosas de Guillem. Aquí una pequeña pista: nace en Barcelona en 1974. “De pequeño quería ser ladrón, inventor y artista. Cada vez estoy más cerca.” Esto es lo poco que nos cuenta, no sabemos de cuál de los tres oficios que nombra está más cerca, aunque suponemos que de todos. Un ambicioso objetivo en la vida. Y mientras avanza por este gran camino de delincuencia, arte e invención, algunos procuramos seguirle la pista como podemos. En su web aparecen muchas de sus obras. De un modo un poco críptico, porque están pulcramente fotografiadas, o rodadas, pero apenas le acompañan una breve y escueta descripción. Algunas, ni eso. Así no es fácil.
Si usted ha visitado previamente a sentarse en este restaurante la exposición de Guillem Bayo en la galería Visor del piso de arriba, puede que tenga ya más datos sobre su trabajo de los que yo tengo a la hora de escribir estas líneas al otro lado de la Ouija –mal rollo-. Pero como le conocí hace tiempo, puedo dar un poco mi opinión.
El camino de Guillem Bayo, no sólo artístico, sino también como quiere dejar claro, de ladrón e inventor, se activa mediante varios motores (le encantan los motores) que son ciertamente esquizofrénicos, y que podemos describir como un recorrido, un ir y venir, entre lo útil y lo inútil. Un desarrollo entre lo programado en origen y el azar como resultado. Una vida (creativa, experimental y cleptómana) que se mueve entre el orden y el desorden. Control y descontrol le sirven para dar pasos adelante y por lo mismo, otros hacia atrás. Crear para destruir (y viceversa) es otro de los impulsos de su vida diaria, de su carrera. Dígame usted sino, a quién se le ocurre quemar unos termómetros para luego exponerlos chamuscados, desintegrados, que parecen más bien ostras ya demasiado viejas para poder comerlas.
Tomo las palabras prestadas de otra persona que le conoce mejor que yo, y que puede ayudarnos, junto con la Ouija –el que se atreva mientras espera la comida, o a los postres, mejora conocer un poco más de Guillem Bayo. Este amigo suyo dice que la realidad se nos escapa. Que nuestra capacidad de análisis no da para entenderla, pero que el hombre lo intenta. Creo que todo esto es cierto hasta ahora. Que la realidad nos supera y se contradice. De acuerdo también. Y sigue: El ser humano inventa el tiempo. Idea el espacio. Mide y cuenta. Los mismos números terminan por confirmar que permanecemos en el mismo punto. Todo lo anterior se refiere al trabajo de Guillem Bayo, y creo que está muy certeramente aplicado y explicado. Así que para qué vamos a decir más.
Tengo otro amigo que dice que ya ni escuchamos ni leemos. Parece una frase de abuelo, pero creo que es cierta.
No sabemos si usted, al leer este texto, ha pedido ya lo que va a comer o todavía no lo ha hecho. De todo corazón, esperamos que no se le atragante la comida. Y que le haya gustado la exposición de Guillem Bayo. Ahora, una Ouija de postre, ¿no?
Virginia Torrente