space #1 - gallery
Tras años sin exponer individualmente en nuestro país, la galería Visor vuelve a exponer el trabajo del fotógrafo portugués Paulo Nozolino (Lisboa, 1955). Fue en la temporada 1985-86, después de su participación en las II Jornades Fotografiques a València, cuando se pudo ver por primera vez de forma individual su obra en nuestra ciudad. Como uno de los máximos representantes de la fotografía portuguesa, sobre todo desde los años 80, Paulo Nozolino plantea una fotografía fenomenológica quedando patente su particular visión del mundo que nos rodea. Artista intrépido a la vez que reflexivo, quien a través de sus constantes viajes va tejiendo el tema principal de su trabajo. Siempre trasmite una mirada curiosa, subrayando motivos que para cualquiera de nosotros pasarían desapercibidos. En muchas ocasiones parecen atisbos contemporáneos pero con reminiscencias al pasado, a la añoranza y al olvido de objetos, lugares o personas que han perdido parte de su funcionalidad. Nozolino posee una mirada arriesgada, trágica y principalmente dramática ante cualquier tipo de tema, quedando materializado con la contundencia de su técnica. La selección que Paulo ha realizado para la galería Visor se compone de fotografías en blanco y negro, contrastadas, destacando su medio y gran formato dependiendo de si se trata de un díptico o un político. En definitiva, un conjunto de atenciones fotográficas que guían al espectador hacia multitud de significados. La mayoría de los trabajos presentados vienen bien de su última gran retrospectiva Far Cry (Serralves, Oporto, 2005), bien de su última exposición individual Scalati (Galería Quadrado Azul, Oporto, 2006).
Mira Bernabeu
“...Su obra refleja el nomadismo que caracteriza su vida. Ha viajado por Europa, Estados Unidos, Norte de África, Medio Oriente, India, América del Sur, incluso después de haberse establecido en Paris en 1989, o mas recientemente en Oporto. A este perfil que se dibuja en la tradición de la “carretera”, del “viaje” y la “deriva” componiendo una autobiografía nómada, se le asocia el rigor técnico y estético que convirtieron famosos los milagros luminosos arrancados a los negros y grises que dominan sus fotos. Cargadas de inmenso dramatismo poético, las fotografías de Paulo Nozolino, siempre en blanco y negro, revelan sombras y espacios donde la oscuridad tiene siempre la última palabra. El grano y la estética de sus imágenes de interiores o espacios urbanos, son el reverso de la confortable banalidad o la elegancia exótica de estereotipos, en general asociados a la representación de las personas, lugares o momentos sorprendidos por el artista por todo el mundo. Los sentimientos de los lugares se van soltando de sus imágenes de modo insinuante, sin premeditación y sin limitación o contorno. Son imágenes pobladas por niños, mujeres, hombres, rostros, miradas; pero también evocaciones directas de la muerte o el sexo que provocan una sensación de nostalgia e incomodidad, sugiriendo fragmentos de posibles narrativas interrumpidas. Sus fotografías, lejos de imponer una narración clara y explícita, son apenas las marcas, los testimonios de un momento que el artista congeló a través de su atenta mirada; muchas veces reveladora de una visión trágica, casi siempre cruda, que se ha intensificado en los últimos tiempos, como lo prueba la exposición retrospectiva Far Cry (Serralves, Oporto, 2005). Es por eso que Paulo Nozolino nos salva del sonambulismo. Usando la luz para agudizar la oscuridad, el fotógrafo trabaja para enseñarnos el mundo y demostrar el fin de este. Las pruebas que presenta son decretos de extinciones de momentos luminosos...“
Alexandre Melo